A veces vamos a casa de algunos amigos. Esos amigos también suelen tener hijos. Y normalmente, en algún momento de la tarde, viene alguno de mis hijos y me dice, “Papá, ¿sabes que te quiero mucho?” Y me da un beso y un abrazo. Acto seguido, se da media vuelta y vuelve a la habitación donde estaba jugando con los demás niños.
Pues bien, como os podéis imaginar, el asombro de los que no están familiarizados con estos gestos es bastante potente. “Qué suerte habéis tenido”, “que niño tan bueno y cariñoso”. Evidentemente no les falta razón, pero luego dicen “Ojalá mi hijo me dijera esas cosas” o “No soy capaz de que mi hijo me dé un beso”. Y ahí es cuando no puedes decir nada, porque no tienes confianza suficiente, o sabes que a lo mejor se enfadan por decírselo, pero como aquí estoy escribiendo a todo el mundo, nadie se va a enfadar. ¿Acaso le dices a tu hijo que le quieres? ¿Cuántos besos le das a tu hijo al día? ¿cuántas veces al día vas a por él a abrazarle, darle un beso y decirle que le quieres? Pues entonces, ¿cómo esperas que él lo haga contigo?. Parece fácil, ¿verdad? ¿y por qué no lo haces? Os aseguro que es una pasada cuando cualquiera de mis hijos viene y me abraza con fuerza, me da un beso y me dice que me quiere. Entonces pienso “¡Vale la pena!” No hay palabras que lo describan, ni comparación posible. Es simplemente la sensación de saber que eres feliz, que tu hijo te está haciendo feliz con algo tan simple como un abrazo. ¿y te lo vas a perder? ¿y realmente sigues pensando en no saber qué hacer para que tu hijo venga a darte un beso?. Quizá alguno ya sea mayor y si vas a darle un beso te pinches con su barba. Lo que quiero decir, es que cuanto más pequeños sean más fácilmente lo asimilarán y te responderán con un beso antes. Y a los más mayores, quizá les cueste más habituarse, quizá no nos den un beso en años, pero sabrán que les quieres.
Sed cariñosos con vuestros hijos. Necesitan ese cariño. La naturaleza humana necesita ese cariño, está preparada para ello, forma parte de su construcción como persona. Ayudaremos a nuestro hijo a tener empatía, a saber relacionarse con el resto de personas, a querer a su mujer/marido en un futuro… y todo esto, gracias al cariño que has sabido darle desde pequeño.
En mi caso, he tenido mucha suerte, ya que mis padres han sido cariñosos conmigo. Gracias porque me han enseñado a descubrir y cuidar las cosas que me hacen feliz cada día: mi mujer y mis hijos.
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