jueves, 3 de julio de 2014

¡Ordena tu habitación!

     Seguimos aplicando el sentido común, que como sabéis es el menos común de todos los sentidos. 

     Es sábado por la mañana o domingo por la tarde, y nuestro hijo ha conseguido, con mucho esfuerzo, que no se vea el suelo de la habitación con la cantidad de cosas que hay tiradas. Pues bien, es hora de recogerlo, porque lleva toda la semana así, porque entre semana no hay tiempo para recogerlo o porque mañana es lunes y hay clase. “¡Hijo, por favor: recoge tu habitación!” ¿Os suena esta frase? Os parecerá muy obvio y lógico, pero ¿le has enseñado a tu hijo a recoger y ordenar su habitación? Quieres que haga su cama, pero ¿la has hecho con él para que aprenda a hacerla bien? ¿Le ayudáis a organizarse y a que en su habitación haya un sitio para cada cosa y tengan cada cosa en su sitio? (distinguir entre ayudar a hacer y hacer, que es bien distinto)

     A mí personalmente me cuesta ser ordenado en casa, y mi mujer es una persona muy organizada. Pues desde que estoy con ella he aprendido a organizarme, sobretodo porque me ha enseñado ella, a ser ordenado, con pequeños pasos básicos que me ha ido enseñando, como apuntarme las cosas en el móvil para que no se me olviden, o dejar las zapatillas en la entrada cuando vengo de correr para no llenar el suelo de la casa de barro. A alguno os parecerá muy básico, pero para mí no lo era. Y digo yo, si a mí me cuesta ver esas cosas que soy ya mayorcito (ahora y cuando me casé), ¿cómo lo va a saber hijo que es menor de edad? Es decir, debemos seguir haciendo preguntas muy sencillas aplicando el sentido común, pero a hora a nosotros mismos, como:

¿Le he dicho a mi hijo cómo se dobla el pijama?

¿He recogido con mi hijo su habitación ayudándole y proponiéndole ejemplos de dónde puede ir cada cosa?

¿Le he contado a mi hijo los beneficios de encontrar una cosa a la primera cuando la buscas y la cantidad de tiempo que pierdes cuando no sabes dónde está, a parte del enfado que pillas?

Ah, se me olvidaba, ¿me preocupo de que mi hijo tenga estanterías en su habitación para guardar los libros o armarios para guardar los juguetes?

¿Le he dicho a mi hijo cómo se cierra la puerta sin dar portazo poniéndole un ejemplo?

¿He enseñado a mi hijo a hacer la cama haciéndola con él varias veces y corrigiéndole con paciencia?

¿Le he dicho a mi hijo para qué sirve la escobilla del baño, cómo se utiliza y qué hay que hacer cuando se mancha el inodoro? ¿Y qué se puede tirar al inodoro y qué se debe tirar a la papelera?

     Y que sepáis que no sirve de nada si se lo decís gritando, enfadados o haciéndoles sentir que no saben hacer nada. Enseñadles como lo harían vuestros padres o como os hubiera gustado que lo hubieran hecho.

     Seguro que alguna madre o padre está pensando en que su hijo de 15 años ya es imposible que sea ordenado. Vosotros enseñadle a ser ordenado, si ahora las hormonas las tiene alborotadas ya se relajarán, y aprovechará todo lo que le habéis enseñado cuando sea un “pequeño adulto”. Seguiremos siendo sus padres y entonces podrán echarnos en cara que no le enseñamos nada o nos lo agradecerán por habérselo enseñado.

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