miércoles, 6 de abril de 2016

Tienes un hijo, pero sigues siendo la misma persona.

      Hoy he estado en el dentista. Le he preguntado si le gustaba el fútbol. Me ha dicho que era socio del Real Madrid, pero que desde que tuvo a su hija hace 5 años, no ha pisado el campo. No suelo ser muy abierto con estos temas con personas con las que no tengo mucha confianza, pero esta vez me he lanzado.

      Le he dicho que eso no podía ser. Cada persona somos de una manera, tenemos unos gustos, unas preferencias, unos hobbies, cosas que nos ponen nerviosos, y otras que nos relajan, etc. Cuando tenemos un hijo, seguimos siendo la misma persona, el mismo que le gustaba las hamburguesas, el mismo que le gustaba la música clásica, etc. Con el tiempo, crecemos físicamente, y mentalmente, es decir, maduramos, pero seguimos siendo la misma persona. Cuando tenemos un hijo, los cambios que se producen en nuestros hábitos son brutales, nos hacen madurar de manera acelerada e intensa, pero seguimos siendo la misma persona.

      Lo que quiero decir, es que el hecho de tener un hijo no significa dejar de ser el o la  que eras, dejar de hacer lo que nos gustaba y que hacíamos antes de tenerlo. Sé lo que estáis pensando, y no olvidéis aplicar el sentido común. Está claro, que durante los primeros meses de vida, la demanda de tiempo y luego de atención es mucha. Lo que quiero decir es que si te gusta el fútbol, eras socio abonado, y desde que eras pequeño has ido todos los domingos por la tarde al campo, quizá no puedas ir todos los domingos, pero sería totalmente contraproducente dejar de ir completamente. Y si es así, debe ser algo temporal, con la idea de retomarlo cuando la situación se estabilice (cuando tu hijo crezca).

      Hablo de fútbol, pero podría ser cualquier otra cosa, tanto para el padre como para la madre, evidentemente. Da igual. Por nuestra salud, y por lo tanto por la de nuestra familia, tenemos la obligación de cuidarnos y así estar en situación de poder dar lo mejor de nosotros a nuestra familia.

    Hace poco leí en un libro sobre liderazgo algo que decía: “La generosidad, es la capacidad que tenemos de pedir lo que necesitamos, para poder dar después lo que necesitan los demás”. Me pareció absolutamente cierto como revolucionario.

      Piénsalo. No olvides el sentido común. No olvides a tu familia. No olvides de cuidarte.

      La próxima vez hablaremos sobre la importancia de cuidarse en pareja, tan importante como cuidarse uno mismo, y complementario.

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