lunes, 13 de octubre de 2014

¡Qué dificil es que se estén quietos...!

     
     ¿Quién no ha visto alguna vez en alguna tienda o centro comercial la infructuosa pero intensa lucha de la madre o el madre por intentar conseguir que su hijo o hija de 2-10 años de edad se esté quieto a su lado o sentado sin hacer nada…? Al menos yo un montón de veces. Y ahora os pregunto, ¿qué pasaría si entramos en una de esas tiendas y vemos al niño de 4 años de pie, quieto, y al lado de su madre sin hacer nada, durante los 5-10 min (ó 30min) que dure la compra? A mí desde luego me chocaría bastante, ya que no es nada normal, y mucho menos habitual.


     Un niño pequeño tiene muchísima energía y tiene que soltarla, por lo tanto todos nuestros esfuerzos para que se esté quieto serán inútiles. A veces puede pasar que seamos más o menos tímidos y nos preocupe qué pensará esa señora tan bien arreglada, o ese señor que nos mira con cara de mala leche. ¿Y a nosotros qué nos importa lo que piense nadie? Por otro lado, como ya os he dicho antes, seguro que piensan mucho peor si ven al niño que ni se mueve, y puede sugerir más cosas malas que buenas. ¡Dejadles que anden! ¡Dejadles que se muevan! Y si se puede, ¡Dejadles que corran! De lo contrario,  lo más seguro es que todo acabe en una desesperación de la madre o padre y un cachete en el culo. Parece lógico, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no dejamos que lo haga? ¿acaso nos molesta? Entonces el problema es nuestro (a mí me pasa el primero, os lo aseguro, y lucho cada día para mejorar) Evidentemente, si en la tienda hay artículos que puedan romperse, habrá que poner más atención, o mejor aún, ir en otro momento que no vayáis acompañados de vuestros hijos, porque lo más seguro es que todo acabe en discusión.

     Me gustaría que los que tenéis hijos pequeños y no tan pequeños sepáis lo que tenéis, que no es sólo un gran tesoro, sino que además son personitas que no paran quietas porque están en edad de no estarse quietas, necesitan tocarlo todo, necesitan probarse a sí mismos y probaros a vosotros, necesitan soltar toda esa energía, etc, etc, etc. Necesitan jugar.

lunes, 6 de octubre de 2014

Pantalón corto en invierno

     En una temporada de mi vida, estuve trabajando de cara al público, con lo que he podido ver a todo tipo de personas, de varios estilos, llegando cada día a la misma conclusión, y es que cada uno es de su padre y de su madre.
     En el caso de las familias, también se pueden ver todo tipo de variedades y estilos, incluso en la forma de vestir. Ahora bien, no perdamos el norte, por favor. Me explico.
     Yo creo que todos nos tiramos de los pelos cuando vemos las fotos en las que aparecemos de pequeños y nos preguntamos qué es lo que le hice yo a mi madre ese día para ponerme el jersey del poni o del cerdito… Eran otras épocas. 


     Hasta aquí, todos de acuerdo. Pero los 8 grados de temperatura de ahora son los mismos que los de hace 30 años, y ahora que somos adultos nos abrigamos. Y digo yo, si nos abrigamos nosotros con una buena chaqueta y pantalón vaquero, ¿por qué llevamos a nuestros hijos un 10 de febrero (por ejemplo) con 8 grados de temperatura o menos, con pantalón corto? “Es que van muy guapos” dicen algunos, “es que van más cómodos” dicen otros. ¿y por qué no vas tú en bañador o bikini? 
     Hay un dicho que dice “si la madre tiene frío, el niño tiene frío”. Os aseguro que una parte de las discusiones que tengo con mi mujer es por esto, por salir de casa con el abrigo puesto o sin él, sobre todo en la época de entretiempo primavera y otoño. Pero de ahí a llevar a tu hijo en pantalón corto y a tu hija con falda cuando los papás llevan el plumas o el chaquetón, es algo que todavía no logro entender.
     Pensemos con la cabeza: si hace 8 grados de temperatura, tu hijo tiene frío; si los zapatos son nuevos, les harán rozadura y les dolerá igual que a nosotros, ¿no? ¿por qué le llevas al cole entonces con los mismos zapatos que ayer le hicieron una rozadura?

     En fin, seamos coherentes y apliquemos el sentido común con nuestros hijos, al igual que lo aplicaríamos con nosotros.