El otro
día hablaba con una madre de tres hijos. Me gusta siempre saber cómo se las
apañan otros padres, no solo con temas como la logística, sino también con
otros temas más sensibles y como por ejemplo las noticias de la actualidad del
día a día.
Llevamos
una temporada que tanto la actualidad nacional como la internacional vienen
cargadas de noticias con gran
repercusión mediática. Tanto es así, que una vez su hijo de 7 años llegó a casa
preguntando a su madre si quería cambiar de presidente del Gobierno. Algo
parecido pasó con los atentados de París. Son cosas que salen en las noticias y
que por lo tanto un niño de esa edad no tiene por qué saber, no le interesan y
no le aportan nada. Pero como no estamos todo el día con nuestro hijo ¿cómo
sabemos si sus amigos del colegio conocen esas noticias? ¿Cómo sabemos si lo
que le está explicando su amigo es verdad, o si coincide con los principios y
valores que yo le quiero transmitir a mi hijo?
Esta madre
habló con su marido del tema. Llegaron a
la conclusión de que a partir de ahora, aquellos temas con gran repercusión
social y mediática, los hablarían con su hijo, se lo explicaría de manera
sencilla, para que lo entendiera, y sobre todo, para asegurarse de que su hijo
se enteraría de esos temas tan delicados de mano de sus padres. Su hijo las
interpretaría correctamente, y podrían responder en el momento a las preguntas
que les hiciese. Eso sí, escuchando.
Es muy importante
que filtremos la gran cantidad de información que fluye en nuestro día a día y
que inevitablemente, a veces llega también a nuestros hijos. Ellos no tienen
aún la madurez para poder tener espíritu crítico. Un vez más, la comunicación
constante, es protagonista en la educación de nuestros hijos. Aunque a veces
nos parezca que no es eficaz, sí que lo es.